Desde que el pasado 8 de Noviembre las fuerzas marroquíes asaltaran el campamento de El Aaiún, hemos sido espectadores, una vez más, de la lamentable política del Gobierno español.
España tiene un compromiso especial y una responsabilidad histórica con el Sáhara Occidental, con un pueblo que aún mantiene como segundo idioma el español, como seña de identidad de lo que fue nuestro hasta hace más de tres décadas.
España tiene un compromiso especial y una responsabilidad histórica con el Sáhara Occidental, con un pueblo que aún mantiene como segundo idioma el español, como seña de identidad de lo que fue nuestro hasta hace más de tres décadas.
Esperamos día a día una condena expresa del Gobierno de Jose Luis Rodríguez Zapatero, que muestra una actitud tibia y cobarde ante la violación de los derechos humanos que allí se está produciendo, anteponiendo veladamente ciertos intereses no justificables.
La condena no llega, como decimos, y nuestro presidente, no solamente no ofrece una explicación razonable, sino que únicamente solicita prudencia y se proclama protagonista de un “difícil” papel mediador. Ni siquiera las críticas internas de ciertos sectores de su propio partido, han logrado variar ni un ápice esta actitud.
Lamentable es también la imagen que está dando nuestra Ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, que hace años lucía pegatina y palmito pro-saharaui…y hoy , cuando realmente tiene que demostrar aquellas convicciones, muestra una actitud débil e incomprensiblemente conformista a favor del gobierno marroquí.
Ignoramos el alcance y la duración que tendrá este conflicto en el Sáhara Occidental, quizá nunca lleguemos a conocer realmente lo ocurrido allí, pero como conclusión nos quedaremos, de nuevo, con la patética imagen de desprestigio internacional que nuestro actual Gobierno está mostrando ante el mundo entero.
Pilar Delgado
